En el entorno laboral, estar preparados para actuar puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La reanimación cardiopulmonar (RCP) y los primeros auxilios no son solo conocimientos útiles, sino competencias clave que toda organización debería promover activamente entre sus colaboradores.
Según datos del Ministerio de Salud de Chile, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el país, siendo el paro cardiorrespiratorio una de las situaciones más críticas que puede enfrentar una persona. En estos casos, la RCP aplicada de manera inmediata puede duplicar o incluso triplicar las posibilidades de supervivencia. Sin embargo, muchas veces quienes presencian una emergencia no actúan por desconocimiento o temor a hacer algo mal.
Frente a este escenario, las organizaciones tienen un rol clave. Contar con equipos capacitados no solo demuestra un compromiso con el bienestar de los trabajadores, sino que también puede salvar la vida de un compañero o compañera en una situación crítica. Incorporar entrenamientos en RCP y primeros auxilios en los programas de formación interna permite entregar herramientas prácticas, fortalecer la cultura del autocuidado y fomentar una respuesta oportuna ante emergencias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha sido enfática: los primeros minutos tras un colapso cardíaco son determinantes. Si la persona recibe RCP en ese periodo, puede mantenerse estable hasta la llegada de los servicios de urgencia, aumentando significativamente sus probabilidades de recuperación.
Invertir en este tipo de formación no solo contribuye a mejorar la seguridad interna, sino que también genera un ambiente de mayor confianza, preparación y solidaridad.
